Escasez, alza en los precios, consecuencias que la mensajería urbana, enfrentando continuos bloqueos a nivel circulación, puede mitigar.

Manifestaciones como las que actualmente se viven Colombia, jornadas de paro nacional que cumplen más de una semana en las que distintos gremios de la economía, y del pueblo, se vienencongregando, inconformes con las medidas —y distanciamiento— del gobierno, llevan, es el caso de la capital y de otras ciudadesdel país, al colapso, no solo del sistema de transporte, también de la red de abastecimiento de alimentos.

La mensajería express, como ha venido desarrollándose gracias aaplicaciones tecnológicas que le apuestan a su desarrollo y despliegue, se ha consolidado como engranaje fundamental enla distribución de alimentos y productos de primera necesidad. No en vano, muchas ciudades restringieron la movilidad siendo una medida de contención frente a los picos de pandemia, permitiendo, eso sí, la mensajería, lo cual posibilitóque muchos accedieran a víveres y medicamentos. Así pues, en tiempos de crisis, la mensajería, no solo conecta, provee.

Los mensajeros juegan entonces un papel fundamental. Lo entiende la ciudadanía que, en medio de sus concentraciones, permite la circulación de estos vehículos, motos en su mayoría.

Sin embargo, debido a los bloqueos en las periferias urbanas, la comida, que no llega a tiendas o supermercados, se está dañando en los camiones que la transporta. Por otra parte, al interior de las ciudades la escasez se vuelve el pan de cada día, tanto así que los productos, que de una u otra forma se consiguen, se canjean a precios desorbitados.

La situación implica, para el sector de la mensajería, un esfuerzo colosal: permitir, bajo este contexto, la circulación de alimentos equilibrando la oferta y la demanda (a contrarreloj de la caducidad) y, lo más importante, garantizando que los ciudadanos puedan alimentarse. Es importante que los productos de primera necesidad, esos que aún están disponibles, lleguen al consumidor —teniendo en cuenta cierres de almacenes, bloqueos, falta de transporte para que compradores puedan movilizarse, seguridad, entre otros—, con lo que la mensajería se transforma en una de las primerasmedidas de contingencia generando sostenibilidad en tiempos de crisis, dando tiempo a que se solucionen estos nudos en el abastecimiento.

Así las cosas, los mensajeros pasan por héroes anónimos, llevando puerta a puerta lo necesario, lo vital. El llamado a los manifestantes, es, entonces, a continuar abriéndole paso a estos trabajadores que, sorteando las dificultades, logran proveernos.

En esta medida, el mensajero ha entendido su labor social y, como se evidenció en Bogotá el pasado 5 de mayo, su nivel de conciencia y apoyo llevó a estos profesionales a repartir hidratación y alimento a todos los partícipes de las manifestaciones pacíficas y ciudadanas.